Antonio Broto

Antonio Broto

21-11-2022

08:27

Chinochano, el blog que desde 2005 te ha intentado dar una imagen campechana de China, sin estridencias, sin satanizar ni defender a ultranza, cumple hoy 17 años, y lo hace con un anuncio que seguramente a ti, si eres fiel lector, no te va a gustar. Abro hilo de despedida.

El momento ha llegado: cerramos el chiringuito. Bueno, la verdad es que sólo hay un autor a este lado, así que dejemos el plural mayestático: cierro el chiringuito.

Doy por finalizada una larguísima era que empezó en la época en la que echaban a andar Facebook o YouTube, no había iPhones y todo era más inocente. Así era yo en aquel tiempo:

Sí amigos, 2022 ha sido el año de la retirada de tres mitos de la galaxia: Roger Federer, Gerard Piqué y Chinochano (en breve sabremos si Twitter se nos une).

Las razones de este cierre son muchas, aunque la principal es seguramente la que ha abocado a su final a tantos otros blogs, lejana ya en el tiempo su gran era de principios de siglo: éste ya no es el canal adecuado para comunicar, para debatir, para transmitir.

Las largas listas de comentarios al final de cada post dejaron de formarse hace cosa de una década. Esos emails que me afanaba en contestar dejaron de llegar hace años.

Ahora hay algún comentario disperso en uno de cada diez posts, otro en la cuenta de Twitter, otro en el de Facebook… pero la sensación de que estoy escribiendo esto sólo para mí es cada vez mayor.

El otro día oía a Santiago Camacho decir que si su podcast (el más escuchado de España) un día no lo oyera nadie, él pensaría que estaba haciendo algo muy triste y lo dejaría: me ha convencido.

Durante muchos años, todo sea dicho, eso me había dado igual: consideraba que escribir esto, se leyera o no, me servía para canalizar ideas, para contar experiencias personales, para desahogarme, como un diario.

Pero hace un tiempo que sí que empiezo a sentir la soledad del teclado, y además a pensar que lo que cuento aquí ya no lo siento excesivamente vinculado a mi vida actual, una vida en un sitio tan alejado de China como el pueblo de la frontera francosuiza en el que me hallo.

Llevo demasiado tiempo escribiendo casi con el piloto automático puesto, y creo que ello ha mermado la calidad del blog, quitándole originalidad, toque personal, humor y todo lo que creo que lo hacía bueno en sus mejores tiempos.

El hecho de que sea una persona con mala memoria, y quizá por ello no excesivamente nostálgica, también ha influido en que incluso 17 añazos en China se comiencen a difuminar en mi mente y ya no pueda ni quiera recordarlos tanto como pensé.

Hace tiempo que me rondaba, por todas estas sensaciones, la idea de dar carpetazo final al blog, y creo que hacerlo cuando éste cumple 17 años, los mismos que yo pasé físicamente en China, es lo adecuado.

Abrigo cierta sensación de que no tengo «derecho» a escribir de ese país más tiempo del que permanecí en él.

Me he dado cuatro años de transición (para compensar esos primeros cuatro años que pasé en China sin tener blog), pero creo que es momento de dejarlo, quizá para abrir nuevas etapas creativas, aunque lo cierto es que no tengo de momento muchos planes al respecto.

Cuando me fui de China, allá por 2018, decidí mantener este blog porque pensé que me mantendría ligado a ese país donde tanto viví, disfruté, trabajé y sufrí, pero lo cierto es que el tiempo es un implacable asesino de recuerdos.

China va quedando atrás, no siento la necesidad de estar siempre hablando o escribiendo de ella, ni siquiera ahora que está más de actualidad que nunca.

Y sinceramente, para «volver» a ella me basta con regresar a mis cada vez más borrosos recuerdos o con meterme en Twitter, donde aún sigo a muchas personas que residen allí, y leer sus comentarios para imaginarme cómo están las cosas por la maravillosa Pekín o por Shanghai.

Honestamente, me liga más a ese país leer lo que la gente hace o dice desde allí, que escribir a menudo de temas atemporales que en muchos casos no lee o comenta nadie.

El blog ha perdido utilidad para muchos lectores, y también para mí como autor, por lo que no creo que merezca la pena seguirlo. Y sé que esto va a doler a fieles hasta la muerte como Juanjo Caudet, Pablo Rovetta, Alberto Hernández, o mis hermanas.

Pero con ellos y ellas podré hablar de China o de lo que sea, si ellos y ellas quieren, en un bar y con una cerveza en la mano. Este soy yo en la actualidad, para que me reconozcan: me encaminaba hacia la treintena cuando empecé, ahora estoy más cerca de la cincuentena.

Pongo pues punto final tras millones de visitas a mis 2.139 artículos sobre China y alrededores, en los que he entrelazado actualidad, historia, cultura oriental, viajes, pero también recuerdos, filias, fobias, cabreos y alegrías.

Han sido 17 años muy variados: en ellos han cabido los años más locos de mi vida pero también los más estables, etapas eufóricas y otras de desánimo, viajes por los cinco continentes, distintos amores y desamores (más de los segundos que de los primeros)...

... y, dentro del blog, muchísimos debates con lectores, quedadas en persona con algunos, entrevistas, colaboraciones en medios, premios nacionales (dos) e internacionales (uno).

Y hasta trolls que, ahora que el tiempo pasó, también echo de menos porque en el fondo animaron el cotarro.

Llegó el momento de descansar, de vivir otras vidas, y de que otros nos cuenten cómo es China. Como dijo Jim Morrison, "This is the end, my only friend".


Follow us on Twitter

to be informed of the latest developments and updates!


You can easily use to @tivitikothread bot for create more readable thread!
Donate 💲

You can keep this app free of charge by supporting 😊

for server charges...